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Vicente Cipolatti en las "500 Millas" de 1963

07 de septiembre de 2021 | Compartir en

FOTO ARCHIVO. Vicente Cipolatti, el Pian - Chevrolet y el equipo del AMCS vencieron en 1963.

Septiembre recién comenzaba y el segundo domingo la cita obligada de los fanáticos del deporte motor tenía identidad propia. Las "500 Millas Argentinas" se disputarían el 8 de aquel lejano 1963 -hace 58 años- en el legendario óvalo, por entonces de tierra, del Club Atlético de Rafaela.
Los pilotos estaban aún más distantes para los chiquilines, que pretendíamos, con una determinación envidiable, conseguir un autógrafo de nuestros ídolos.
Mis visitas más frecuentes no eran muy variadas. C. Rufino Albizu, en la esquina de bulevar Roca y Arenales, se constituía en una parada obligada. También el taller de Carlos y Américo Grossi, en calle 25 de Mayo, el lugar elegido por Kurt Delfosse para cobijar a su diminuto y hermoso Porsche.
La bicicleta era mi movilidad y jamás renegaba de la distancia que debía realizar para llegar al escenario de las grandes emociones. El empedrado, solamente me acompañaba hasta el Castillo de Foti, para internarme más adelante en la tierra que habría de conducirme hacia el destino soñado, el autódromo “Ciudad de Rafaela”.
Una vez que las clasificaciones pasaban a ser historia, ya no importaba la condición del tiempo. Si llovía con intensidad, el panorama se habría de complicar y estaría latente hasta último momento la eventual suspensión de la competencia.
Muchas veces, los fanáticos padecimos esa sensación de incertidumbre por el clima. La dirigencia elevaba sus plegarias. No era cuestión de tener que cancelar la carrera que todos esperábamos luego de doce meses, sin agotar el último recurso. Cuántas veces escuché decir: "Si Atlético organiza una carrera, es probable que llueva".
Pero aquel 8 de septiembre de 1963, el clima se asoció y el espectáculo se desarrolló con normalidad, como señalaron las crónicas de esa jornada. Jorge Cupeiro, que había dominado con autoridad en la clasificación, se perfilaba como el gran favorito, aunque no era prudente gastar a cuenta.
Un desafío en el que debían completarse más de ochocientos kilómetros, le dejaba abierta la puerta de las ilusiones a unos cuantos, que estando lejos en la previa, apostaban a un ritmo constante y a la nobleza mecánica.
En la publicación "500 Millas, una pasión que cumple 80 años", de 2006, intenté reflejar aquella victoria de "Chente". Seguramente, el halago más brillante de un deportista en la historia de Sunchales, solo comparable al que alcanzó el mismo Vicente Cipolatti en 1966, cuando obtuvo el campeonato argentino de nuestra Fórmula 1.
Cupeiro, Héctor Sanmartino y Ramón Requejo, se ubicaron en la primera fila; luego ocuparían sus lugares en la grilla Hugo Gimeno, Carlos Destéfano, Héctor Esparza, Carlos Loeffel y Enrique Sticoni.
Desde una modesta novena posición comenzaría la prueba Cipolatti, confiando en la fprtañeza de la máquina número 11, propiedad del Automóvil Midgets Club Sunchales.
"Chente" avanzó hasta el cuarto lugar en la primera vuelta luego de concretar una largada espectacular, mientras Sanmartino desplazaba a Cupeiro, que era escolta, al tiempo que se ubicaba tercero Esparza.
El lote de punta giraba a un ritmo impresionante, teniendo al sunchalense y a Cupeiro al frente del grupo luego de cumplirse el cuarto paso frente al palco ocupado por los cronometristas.
El vuelco de Luis Niemitz y el ingreso de las ambulancias a la pista, cuando recién se había iniciado la carrera, provocaron tensiones y confusiones. El entrerriano, sin lesiones importantes, fue rescatado por los encargados del servicio asistencial, mientras Cupeiro y Cipolatti se afirmaban en la punta.
Mientras el "Gallego" ingresaba al sector de boxes en la trigésima vuelta, aprovechando esa situación, Cipolatti empezó a marcar una buena diferencia. Desde su condición de líder, "Chente" fue estirando su ventaja, mientras el segundo puesto era ocupado alternativamente por Nasif Estéfano y Requejo, ambos muy lejos del hombre de Sunchales.
En el giro 60 la distancia de Cipolatti era de dos vueltas; en la 70 ya había sacado tres y se amplió a cuatro en la 80. Quedaba más de la mitad del recorrido por delante, pero en caso de poder mantener su ritmo, el sólido vanguardista no debería tener dificultades para quedarse con el trofeo más preciado.
El bueno de "Chente", casi sin proponérselo, se alejaba de sus escoltas y se acercaba a la meta, que lo vio llegar con nada menos que ocho vueltas de diferencia sobre Estéfano y once respecto del siempre eficiente Requejo, ganador de tres ediciones (1957/60/62) antes de esa competencia.
El festejo se desató en el circuito, pero el carnaval se vivirá en el atardecer sunchalense, a partir del arribo de la caravana que acompañó a Cipolatti a lo largo de los 40 kilómetros de la Ruta 34 hasta la “Ciudad del Cañón”.
Ese año se le escaparía el campeonato, que terminó siendo para Nasif, pero "Chente" tendría su revancha tres años después, regalándole a su ciudad una satisfacción reservada a los que contribuyeron al engrandecimiento de una Fórmula 1 que en esos tiempos le discutía las preferencias de los aficionados al mismísimo Turismo Carretera.

Clasificación oficial: 1° Vicente Cipolatti (Chevrolet), en 4h41m05 (172 vueltas), a un promedio de 152,691 Km/h; 2° Nasif Estéfano (Chevrolet) a 8 vueltas; 3° Ramón Requejo (Chevrolet) a 9; 4° Jorge Cupeiro (Chevrolet) a 17; 5° Luis Brosutti (Chevrolet) a 18; 6° Anselmo Taberna (Chevrolet) a 34 y 7° Domingo Di Santo (Chevrolet)a 57..
Récord de vuelta: Jorge Cupeiro (Chevrolet), a un promedio de 188,811 Km/h.