Franco Colapinto tuvo un fin de semana para el olvido en Brasil y abandonó por primera vez en su sexta participación en la Fórmula 1 como consecuencia de un fuerte golpe en un domingo caótico a raíz de la lluvia, que provocó varios accidentes, algunos ingresos del auto de seguridad y hasta una bandera roja.

El argentino se vio afectado cuando a poco de su llegada al vecino país se enteró del fallecimiento de su abuelo paterno, ocurrido en la ciudad de Bahía Blanca.

Después, en un Gran Premio de Sao Paulo que se complicó a partir de las importantes y reiteradas precipitaciones, el piloto de la escudería Williams asumió un desafío hasta entonces inédito para él desde que se incorporó a la máxima categoría.

Por momentos, sorprendió gratamente por su adaptación a la difícil condición de pista, realizando un trabajo interesante en el autódromo "José Carlos Pace". A la hora de clasificar, lamentablemente, aparecieron las mayores dificultades, con un despiste incluido, que obligó a los ingenieros y mecánicos del equipo a trabajar contrarreloj para recuperar el auto.

PRENSA WILLIAMS RACING. El piloto argentino observa los importantes daños que sufrió el Williams.

No ocurrió lo mismo con la máquina de su compañero Alex Albon, que se vio privado de largar por la magnitud de los daños en su Williams. La competencia tuvo un desarrollo anormal. Sin embargo, Colapinto llegó a mostrar buenas sensaciones y hasta fue protagonista de una maniobra espectacular cuando logró superar al siete veces campeón del mundo, Lewis Hamilton.

Hasta que ingresó a los pits, cuando realizó el primer reemplazo de sus neumáticos, su carrera era más que satisfactoria y estaba a la altura de lo planificado. Apenas cuatro vueltas después, volvió a detenerse, en una decisión no del todo comprensible del equipo. Y enseguida llegó el drama para Franco, que perdió el auto y terminó impactando contra las defensas. Las roturas en el Williams fueron importantes y provocaron su abandono. Esta vez, como no había sucedido en sus cinco Grandes Premios anteriores, el argentino se quedó con las manos vacías.