Treinta vueltas, unos 90 kilómetros, fueron los que tuvo Lewis Hamilton en su debut como piloto de Ferrari al volante de un coche rojo de F1 en el trazado de Fiorano.

El siete veces campeón del mundo, tras cambiarse en la estructura adyacente a la pista -una de las casas que en su día pertenecieron a Enzo Ferrari- llegó al pequeño box del trazado y se subió por primera vez a un Ferrari de F1, un SF-23 poco glorioso que, sin embargo, tiene el mérito de haber ganado la única carrera que no fue a parar a manos de Red Bull hace dos temporadas (con Carlos Sainz en Singapur). Si será un buen augurio, eso sólo lo dirá el tiempo.

A las 09:16, hora local, Hamilton, con su nuevo casco amarillo, hizo su primera entrada en pista en el SF-23 equipado con el número 44 en el morro y el capó y con neumáticos Pirelli Full Wet de demostración, como exige el reglamento para este tipo de eventos, para dar la vuelta de instalación. Fue un giro muy lento para comprobar que todos los sistemas del coche funcionaran correctamente.

Unos minutos después, Ferrari dio a Hamilton dos tandas de 10 vueltas. La primera a las 09:51, todavía con neumáticos de lluvia y alternando vueltas lentas con otras más rápidas

La segunda a fondo tuvo lugar una media hora más tarde, a las 10:28, con Hamilton utilizando en su lugar los neumáticos duros de demostración. La pista de Fiorano, húmeda por la niebla primero y la lluvia después, era traicionera, lo que hizo que Hamilton protagonizara una inofensiva salida larga en la curva 1 y luego la terminó con otra salida de pista antes de dirigirse a boxes.

La última salida a pista del siete veces campeón del mundo se produjo a las 11:07, de nuevo con neumáticos duros. El paquete de vueltas fue más corto que los anteriores, Solamente cinco vueltas en lugar de 10, en las que bloqueó los neumáticos en la horquilla y terminó su prueba con una salida de práctica. (Fuente: motorsport.com).