FOTO WHATSAPP. Adrián, Rubén, la baquet y al fondo el cartel identificatorio de Viedma, la hermosa capital rionegrina.
Por Víctor Hugo Fux
Adrián y Rubén son hermanos. Franco es el hijo de Adrián. Los tres, integrantes de la familia Sanmartino, asumieron en los últimos días un desafío en el sur del país.
Con el mismo Il Catango que tenía como antecedentes diferentes experiencias en nuestra región, esta vez la aventura que los convocaba sería más exigente, por las distancias y los caminos a recorrer en el “Gran Premio YPF Infinia de Baquets - Cruce del Desierto Patagonia 2024”.
Una treintena de participantes llegados desde varios lugares de nuestra geografía nacional responderían a la convocatoria. Entre la reducida lista de inscriptos, se encontraban los rafaelinos, quienes luego de completar el extenso trayecto que separa a esta ciudad de Bahía Blanca, con una baquet tratada mimosamente asegurada sobre el trailer, arribó al punto convocante.
El recorrido, por tierra rionegrina, sería tan atractivo en lo paisajístico como dificultoso en lo deportivo, entre el destino del primer tramo en Viedma -la capital provincial- y la llegada en uno de los centros turísticos más emblemáticos de nuestro país, en San Carlos de Bariloche.
FOTO WHATSAPP. Adrián y su hijo Franco en el promocionado y convocante balneario de Las Grutas.
Adrián, Rubén y Franco, se alternaron en la conducción de una baquet que respondía de manera satisfactoria, con una performance que reforzaba las ilusiones de sus tripulantes.
La competencia, organizada por la Fundación Roadbook y que fue declarada de interés Turístico y Cultural por la Legislatura de Río Negro, fue transcurriendo entre lugares de una belleza natural incomparable. La ruta de la prueba llevaría a hombres y máquinas a Las Grutas, previos registros por las localidades de El Cóndor, La Lobería, Bahía Creek y San Antonio Oeste.
Más adelante, la hoja de ruta permitiría unir a Las Grutas con General Roca, en la región del Alto Valle, pasando por Valcheta, para cruzar seguidamente a otra población cautiva: Laguna Blanca.
FOTO WHATSAPP. Il Catango descansa sobre el trailer en una típica postal de San Carlos de Bariloche.
El último parcial tendría como punto de llegada a San Carlos de Bariloche, luego de realizar paradas técnicas, en esa extensa jornada, en los lagos Gutiérrez y Mascardi, dos espejos de agua de la imponente región cordillerana.
La meta estaba cerca, pero los metales, como los músculos, también se fatigan después de un esfuerzo grande. “Se rompió el motor a 60 km de Bariloche. Nos faltó muy poco”, compartió a modo de resumen en las redes de la Subcomisión de Automovilismo de Rafaela y del Club de Automóviles Antiguos de Rafaela.
Se debían completar 1.195 kilómetros. Restaban apenas unas decenas para que el sacrificio tenga su premio. Esta vez no pudo ser. Pero, seguramente, habrá un nuevo intento, porque la revancha está a la vuelta de la esquina y los Sanmartino irán por ella en el próximo Gran Premio. No es cuestión de quedarse con la espina. Voluntad no les faltará.